miércoles, 6 de mayo de 2020

Contacto - Día 55

Las defensas comienzan a disminuir y las neuronas ya fallan, el cuerpo parece confundido entre el calor de una manta que arde y al mismo tiempo el frío que a veces embriaga, el ser... ¿el ser? No ha de ser nunca más lo mismo, no podría serlo... Todo a nuestro alrededor ha cambiado, pero sobre todo lo que pasa en nuestro interior ahora es diferente, hemos tenido que convivir mucho tiempo con quienes somos y esa es una realidad que confronta, que enaltece o que humilla, que confunde en el orgullo o que plenifica en la humildad. Eso que llamamos interioridad ahora parece cobrar más fuerza que nunca en la historia, ajusticiados en sus casas, hay muchos humanos que lo único que escuchan es el latir de su corazón, acompañado de las múltiples quejas que su propia conciencia puede tener o... acompañado de ese amor propio que, posiblemente desde siempre se encargó de cultivar. Y sí, aunque pareciesen tiempos de absoluto desencuentro, (suspiro) la intimidad del ser hoy demuestra que hay mucho más por percibir de uno mismo para poder ir en búsqueda del abrazo fraterno del amigo o del beso privilegiado y cercano de quien se ama, hay un universo dentro por descubrir, hay mucho de nuestra esencia que ignoramos, hay mucha riqueza personal e intransferible que nos llevaría a poder salvar este mundo, a poder hacer de esta esfera la más hermosa y justa para que todos pudiesen vivir y encontrar el elixir de la felicidad. 

Y aunque pareciera un momento mágico para amarse y ser por fin, la inestabilidad emocional producto de la ansiedad y la angustia proporcionadas por la falta de honestidad respecto a nuestra situación actual, han determinado la lúgubre sentencia de la depresión y los gestos de ensimismamiento y soledad, cuestión que para muchos ha desencadenado en fallas consistentes de su salud y su manera de enfrentarse con la realidad de un "nosotros". Sólo hace falta buscar unos cuantos números telefónicos de familiares y amigos y las noticias de malestares físicos y emocionales comienzan con su baile de ataque, algunos a quienes su corporalidad comienza a pasarles factura y otros a quienes ya no los soportan sus acompañantes de morada o que ya no toleran un día más del mismo discurso intra-familiar. 

Pero ¿por qué aún habiendo múltiples alocuciones y homilías sobre la esperanza y el buen ánimo, sigue sucediéndose este panorama contrario al ser del humano? Precisamente porque todo lo que acontece es contrario a la naturaleza de lo que se reconoce como persona, no se es ente, se es persona, se es encuentro, se es relación, se es salida... Se es amor, y esa decisión no se incorpora sólo en el adentrarse, se consolida con furor e ímpetu en el ir hacia lo que se reconoce y se percibe como aquello digno de acoger, como aquello soñado de vivir y es precisamente porque la vida es un constructo en el que confluye más de una realidad del ser que, no es algo que se pueda establecer en soledad, es necesaria ineludiblemente la existencia de lo común, del co-estar y del permanecer. Y volvemos a enfrentarnos a ese "todo cambia", y sin duda todos cambiaremos, pero ojalá no para hacernos más fríos, sino para retornar a ese ser más parecidos a lo que Él/Ella soñó, para hacer vida esa necesidad del encuentro, para hacernos contacto permanente y en el mismo, existir, crecer, rezar y.. amar.  

1 comentario:

  1. Tan sensible, profunda y reflexiva. Gracias por escribir señorita Avella. Que la Fuente le ilumine por siempre !!!

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