Pensando en un mar de nada, descubro cuán frágil es esta amada capacidad de existir, siempre hablamos del valor de la vida como si en realidad lo comprendiéramos, pero todo da cuenta de la realidad: ¡no entendemos algo a profundidad, mucho menos la vida!, sólo solemos sentir que es esencial cuando se nos escapa o cuando se ha escapado a alguien que amamos... Y, nos vivimos echando el gran discurso de que se trata de vivir en medio de aventuras, de vivir intensamente los pequeños momentos, de no dejar escapar las oportunidades, sin alcanzar a medianamente vislumbrar que no se trata de nosotros mismos, que siempre tiene que ver con el lugar que damos a los demás.
Vivir se trata de compartir, de entregar, de amar... Es por ello que compartimos como humanos, eso que nos da la vitalidad, pero... Seguimos dando tumbos por el mundo sin buscar siquiera hacernos cercanos a tal comprensión, seguramente porque es lo más cómodo y lo que nos genera menos dolor, tal como nos lo enseñaron en la escuela con eso de la independencia emocional -que malinterpretada puede hacernos un asco de seres-, seguimos trabajando por hacernos fuertes desde nuestra unidad, olvidando el común que debemos ser junto a los otros, olvidando que todo se trata de un equilibrio... "Vivimos" día a día en estúpidos egos que nos hacen perder lo que somos: humanidad.
Mientras sigamos sin ver los otros, desde la comodidad que nos brindan las cosas que para cada uno son importantes, no podremos contar una historia diferente, el dolor de los otros ha de ser el nuestro, porque aunque nos cueste creerlo, entre todos hemos creado este caos que a algunos les toca vivir desde el fango y a otros desde la barrera... ¿y cómo? Pues participando de la decisión o ignorando que se ha tomado, ninguno de nosotros puede no sentirse contribuyente a las situaciones de dolor que abundan en los periódicos amarillistas y que siguen siendo el pan de muchos, el único que se pueden comer con la promesa egoísta de... SOBREVIVIR.
Sí, dije sobrevivir, como si para eso nos hubiesen creado. Cuán infame puede ser el hecho de creer que, unos fueron creados para vivir y otros para sobrevivir, un pensamiento que lo único que demuestra es lo poco que hemos entendido de todo lo que nos pasa... No quiero creer en un Ser Superior y Divino que no creó seres en amor y libertad, sino que según el pensamiento de muchos, hizo del mundo un inmenso juego de ajedrez, donde las oportunidades las obtienes del rango que tengas y el lugar que ocupas en el tablero... No quiero creer en que Alguien hizo figuritas que poblaran un espacio, sólo para divertirse, como si fuese un montaje de teatro. Me niego a que la palabra sobrevivir esté entre las que se pueden usar en una oración, me niego a que otros tengan que vivir con este rótulo que con anterioridad muchos me han puesto: "sobreviviente".
Tiempos de entrar
lunes, 8 de junio de 2020
miércoles, 6 de mayo de 2020
Contacto - Día 55
Las defensas comienzan a disminuir y las neuronas ya fallan, el cuerpo parece confundido entre el calor de una manta que arde y al mismo tiempo el frío que a veces embriaga, el ser... ¿el ser? No ha de ser nunca más lo mismo, no podría serlo... Todo a nuestro alrededor ha cambiado, pero sobre todo lo que pasa en nuestro interior ahora es diferente, hemos tenido que convivir mucho tiempo con quienes somos y esa es una realidad que confronta, que enaltece o que humilla, que confunde en el orgullo o que plenifica en la humildad. Eso que llamamos interioridad ahora parece cobrar más fuerza que nunca en la historia, ajusticiados en sus casas, hay muchos humanos que lo único que escuchan es el latir de su corazón, acompañado de las múltiples quejas que su propia conciencia puede tener o... acompañado de ese amor propio que, posiblemente desde siempre se encargó de cultivar. Y sí, aunque pareciesen tiempos de absoluto desencuentro, (suspiro) la intimidad del ser hoy demuestra que hay mucho más por percibir de uno mismo para poder ir en búsqueda del abrazo fraterno del amigo o del beso privilegiado y cercano de quien se ama, hay un universo dentro por descubrir, hay mucho de nuestra esencia que ignoramos, hay mucha riqueza personal e intransferible que nos llevaría a poder salvar este mundo, a poder hacer de esta esfera la más hermosa y justa para que todos pudiesen vivir y encontrar el elixir de la felicidad.
Y aunque pareciera un momento mágico para amarse y ser por fin, la inestabilidad emocional producto de la ansiedad y la angustia proporcionadas por la falta de honestidad respecto a nuestra situación actual, han determinado la lúgubre sentencia de la depresión y los gestos de ensimismamiento y soledad, cuestión que para muchos ha desencadenado en fallas consistentes de su salud y su manera de enfrentarse con la realidad de un "nosotros". Sólo hace falta buscar unos cuantos números telefónicos de familiares y amigos y las noticias de malestares físicos y emocionales comienzan con su baile de ataque, algunos a quienes su corporalidad comienza a pasarles factura y otros a quienes ya no los soportan sus acompañantes de morada o que ya no toleran un día más del mismo discurso intra-familiar.
Pero ¿por qué aún habiendo múltiples alocuciones y homilías sobre la esperanza y el buen ánimo, sigue sucediéndose este panorama contrario al ser del humano? Precisamente porque todo lo que acontece es contrario a la naturaleza de lo que se reconoce como persona, no se es ente, se es persona, se es encuentro, se es relación, se es salida... Se es amor, y esa decisión no se incorpora sólo en el adentrarse, se consolida con furor e ímpetu en el ir hacia lo que se reconoce y se percibe como aquello digno de acoger, como aquello soñado de vivir y es precisamente porque la vida es un constructo en el que confluye más de una realidad del ser que, no es algo que se pueda establecer en soledad, es necesaria ineludiblemente la existencia de lo común, del co-estar y del permanecer. Y volvemos a enfrentarnos a ese "todo cambia", y sin duda todos cambiaremos, pero ojalá no para hacernos más fríos, sino para retornar a ese ser más parecidos a lo que Él/Ella soñó, para hacer vida esa necesidad del encuentro, para hacernos contacto permanente y en el mismo, existir, crecer, rezar y.. amar.
lunes, 4 de mayo de 2020
Justicia - Día 53
Cierro los ojos, respiro hondo y corto ese gesto de vida simple, devuelvo al universo un suspiro y otro más le sigue prontamente. Vuelvo a tomar el aire que mis pulmones pueden y que ha de mantenerme despierta y con vida, lo sostengo y me reafirmo, porque para muchos puedo ser sólo un número más, pero para Aquel que decidió ponerme aquí soy su más sensible y valiosa guerrera... Tal como todos los que comparten esta faz lo son, claro está. Exhalo con algo de dolor y las lágrimas empiezan a salir sin que mi razón las pueda controlar... ¿Los guerreros saben llorar? Ja, eso parece.
Abro los ojos y encuentro la razón de este sentimiento embargador de impotencia: pies atados y unas manos que rotas ya no pueden trabajar, aún así la muerte no ha decidido visitarme aún, una vez más me ha dado la revancha, una vez más me ha dado tiempo, ese que alguien en el remoto inventó sólo para poder las mentes controlar. Pero también me pregunto una vez más ¿para qué oportunidades de respirar cuando no pareciera que existieran las razones para luchar? Y ahora lo que eran unas cuantas lágrimas, es una fuente de dolor y desasosiego, una fuente que no da esperanzas, que no deja de fluir, una fuente que sólo es sin que mi control interfiera en su naturaleza. Cierro de nuevo mis ojos y convierto el respirar hondo en una necesidad y el suspirar en mi mayor aliado.
Y aunque sabrá Él, quién me quiere anclar a una vida de desaciertos, es justamente Él Quien siendo luz, abre los senderos de mi interioridad y me lleva al camino del entendimiento de mi realidad, a la comprensión de que habrá muchos que necesiten de su cuerpo para atravesar las tinieblas, mi ser sólo necesita flotar desde mi capacidad de pensar y de sentir: la fuente de la vida ha fluido a través de mis ojos y eso que parecía solamente ser dolor, se convierte de a pocos en la fuerza que Él que puede ser Ella por momentos, me ha enviado para vislumbrar mi poderío, que al fin y al cabo cobija a todos los que comparten espacio conmigo... Sí, sin duda, nuestro poderío.
Un movimiento de mi razón abre de nuevo mis ojos, pero esta vez no es un simple actuar corporal en apariencia involuntario, esta vez hay algo más que dentro de mí se abre y es precisamente ese espacio en el que por fin puedo encontrarme con mi Origen, Origen que se convierte en Fin último, realidades ambas que son consecuencia permanente la una de la otra, realidades que son un ciclo que no pretende tener un alto. Y es que tal como mi vida ha terminado y ha reiniciado múltiples veces, mi encuentro de Él ha tenido el mismo ciclo y es allí donde la vida misma tiene explicación, porque nuestra lucha como hoy no tiene respuesta, mañana puede tener absoluta revelación... Y es lo que en el encuentro puede velarse y definirse.
Suspiro, su belleza insondable es perceptible en el todo, Él que es amor y entrega, es también verdad y justicia, es también respaldo y persistencia, es fuente inagotable de libertad y de expansión y así como rodó hace unos segundos como lágrimas sobre mi rostro, ahora brilla como la más hermosa luz en mi plenitud y me lleva a comprender la batalla que recién inicia y que aún y cuando mi cuerpo esté impedido, mi ser en el suyo es mucho mayor y poderoso... Aún y atada hay mucho por hacer desde aquí, porque este amplio espacio en el que fuimos recreados -no aquel minúsculo en el que nos han confinado-, es de todos y hay suficiente para poder ser felices, sólo se trata de perder el miedo, de escucharnos y de permitirnos ser y fluir, se trata de amarnos aún y cuando tan diferentes podemos ser y es que, es precisamente allí donde está la riqueza del Origen, tiene tantos colores y matices que ni la más bella de nuestras obras humanas podría representarla...
Inhalo y exhalo y con el movimiento de mi pecho, mi corazón se reconecta, vibra otra vez, experimenta el calor del fuego y la luz de su experiencia y brillo, las palabras de nuevo quieren salir a danzar y esta vez a hacer su mejor recital, porque la fe ya no es suficiente, porque los hechos tienen que hablar y dar cuenta de su poder, porque el miedo debe irse y el respirar ya no debe ser un derecho canjeable por oro, debe ser nada más y nada menos un bien inalienable de todos los que gozamos el existir.
miércoles, 18 de marzo de 2020
Y Dios ha hecho una vez más su obra - Sexto día
Hoy por el día sexto de un encierro casi que absoluto, en un espacio muy reducido del lugar que por muchos años fue mi hogar, Dios ha hecho una vez más su obra en mi y me ha llevado a re-descubrir eso que por muchos años amé y que por estupidez deje perder, hoy nuevamente he sentido la inmensa y hermosa necesidad de escribir, quizás con un propósito un poco distinto que el que generalmente tenía, quizás porque necesito salir un poco de mi para no enloquecer, quizás porque sé que mi "locura"puede llevar un tanto de sanidad a otros más necesitados que yo.
Hoy he decidido que es justo plasmar un poco de lo que llevo adentro en este espacio un tanto informal, un poco menos académico que los acostumbrados medios en los que en los últimos años me he comunicado... Hoy he decidido que la luz es la que debe brillar y que, es Quien me ha salvado Quien debe encontrarse con mi realidad diaria y no aquel que me lo ha quitado todo muchas veces, aquel que no se resigna a que mi amor estará con Quien me creó y no con quien me ha hecho creer falsedades de mi.
Y es por eso que, a diario procuraré darme un respiro por acá con respecto a mis pensamientos, pero también, pondré aquí algo de la fe que me salva en cada respiro: la situación que se nos ha obligado a vivir, puede ser el justo medio para encontrarnos con nuestra intimidad y aquello que por ruido externo hemos decidido obviar, esta crisis bien puede sacar lo mejor de cada uno de nosotros, esto puede ser sólo esa prueba que nuestra humanidad necesitaba, para hacerse evidente y palpable de nuevo... Aquí estoy hoy, con la firme confianza de que podemos regresar a eso que Él quiso al crearnos, con el pleno ideal de hacer de mi y de mi mundo, de mi cercano, algo mejor de lo que podría ser en medio de la frialdad y el egoísmo que me han sujetado a experimentar.
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¿Sobrevivir? - Día 87
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